¿Por qué NO estoy de acuerdo con la "operación Bikini"?

Las dietas restrictivas siguen un mismo patrón: quitar alimentos de la alimentación para promover una perdida de peso rápida. Lo que no se tiene en cuenta es lo que viene después: disminución del metabolismo, pérdida de masa muscular, ansiedad, frustración y una peor relación con la comida.

Adriana Rodríguez Filgueira

4/30/20252 min read

person standing on white digital bathroom scale
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Una de las campañas que más se repiten de cara al verano es la famosa “operación bikini”, cosiste en hacer dietas súper restrictivas para verse de cierta forma: más delgadas, con menos tripita, más estilizadas en muy poco tiempo.

Este es un patrón que vemos año tras año a comienzos de enero y coge más fuerza a medida que nos acercamos al verano. Como plan de alimentación deja mucho que desear, ya que potencia una dieta desequilibrada, muchas veces alta en grasas y baja en carbohidratos, o baja en grasas y carbohidratos y muy alta en proteínas y casi siempre, eliminando en su totalidad las frutas, con el objetivo de lograr una pérdida de peso rápida, a costa de sacrificar la masa muscular.

Lo que nadie te dice de la Operación Bikini, la dieta el verano o las dietas milagrosas, es lo que viene después: un metabolismo afectado, debido a la disminución de la masa muscular, el efecto rebote porque sabemos que estas dietas rápidas no se pueden sostener en el tiempo, y que, cuando se acaba la “motivación”, empieza el período “comer sin frenos” y finalmente, como es de esperarse, un aumento de la frustración, ansiedad y una peor relación con la comida.

Es muy importante tomar conciencia de los daños que provoca al organismo y a la mente este tipo de dietas milagrosas, muchas veces promocionadas por personas que no son profesionales de la salud y que desconocen los efectos que pueden causar en la población.

Se han reportado síntomas que van desde la deshidratación hasta las alteraciones en el humor, la fatiga crónica y en personas que hacen deportes, pueden tener un mayor riesgo de lesiones. Las dietas deben ser personalizadas y diseñadas por profesionales que conozcan las necesidades de cada persona y as adecúen a su nivel de actividad, estado de salud, hábitos y rutinas, de manera que pueda haber una mayor adherencia y que quien la haga aprenda a comer de forma adecuada.

En conclusión, las dietas en las que hay un bajo aporte de energía no se recomiendan a ninguna persona salvo que esté bajo vigilancia médica, debido al riesgo de desnutrición y consecuencias a la salud. La cultura de la dieta no es sana a ninguna edad.

Si necesitas apoyo en la alimentación, lo mejor es acudir a un profesional que pueda guiarte y enseñarte una estrategia de alimentación balanceada que puedas mantener en el tiempo.